viernes, 16 de diciembre de 2011

Si crees en dietas milagrosas, aparatos que moldean y adelgazan, en cremas cosméticas que rejuvenecen y ropa deportiva que tonifica.... Éste no es tu blog!

¿Cómo las mujeres de hoy en día nos podemos llegar a creer tal cantidad de estupideces? Los falsos mitos y creencias, la falta de cultura alimentaria y de ejercicio físico, los intereses económicos comerciales, la legitimación de la mujer en un mundo de hombres... Todas estas situaciones nos han llevado a un nivel de ignorancia falsa sobre qué necesitamos las mujeres.

Estos supuestos han sobrevivido durante siglos como verdades de fe, haciendo mucho daño al colectivo de las mujeres en cualquiera de sus ciclos. Supuestos que responden a la cultura del beneficio rápido, pero nada constante ni saludables. Está claro que una dieta hiperproteica-cetogénica te hace perder peso, que ciertas máquinas que se presentan como milagrosas nos hacen notar la fatiga y el cansancio muscular en las primeras sesiones, y que las cremas y potingas cosméticas nos hacen notar frío y/o calor en la zona de aplicación, así como una mayor eliminación de líquidos.... es verdad también que al día siguiente de utilizar un electroestimulador tenemos agujetas o que ciertas prendas de vestir nos pueden ayudar a controlar las tallas de más. Pero seamos sinceros, este beneficio inmediato, este estímulo sentido por el beneficio de nuestro cuerpo, sólo es una falacia, un atajo trapero a corto plazo y un anhelo fugaz sin nada a medio y largo plazo que lo sustente- y sobre todo- sin una base real de beneficio para y por nuestro organismo como un todo.

La sociedad lo disfraza de "salud" y un agresivo marketing comercial nos lo vende en forma de "lo que la mujer necesita"... De verdad? Quizás nos iría mejor si supiéramos hacer declarativo qué es lo que queremos, o mejor dicho si realmente nos lo creyéramos, porque sinceramente veo que muchas mujeres- sobre todo adolescentes- no hablan de deseos construidos por valores y creencias elaborados por ellas mismas, sino por un discurso repetitivo de masas e idealizado en cuerpos de modelos totalmente masacrados por el photoshop.

Cuando en consulta desmonto parte de estos mitos enquistados, e inicio el camino en la educación tanto sanitaria (de hábitos alimentarios y ejercicio físico) como psicológicos y emocionales, aparece el miedo a lo desconocido, a lo diferente... y sólo algunas se atreven a dar el cambio, a desmontar esta farsa e iniciar una nueva etapa de mujer con contenidos reales, actuales, que funcionan y que huyen de los contenidos fáciles, irreales y erróneos de dietas adelgazantes y biotipos fashion de mujeres extremadamente flacas pero fofas.

Quien quiere resultados se lo ha de currar. Una buena alimentación, ejercicio físico bien planteado y específico a las necesidades de cada una, objetivos claros, motivaciones y una buena adherencia hacia una vida activa... Éste es parte del reto, esto es 100% TU!

Hemos de saber que nuestra distribución de la grasa- determinada desde la pubertad por un nuevo ciclo hormonal- se ubica en glúteos, mamas, caderas y partes superiores de los muslos. Esta distribución, que responde filogenéticamente a una necesidad reproductora en etapas posteriores, nos juega una mala pasada... Malditos o benditos estrógenos!!
Está claro que esta condición hace que estas zonas sean más propensas a la acumulación de tejido graso, y a la dificultad posterior de eliminarla, pero esto no implica el comodín del "todo vale". La prevención a través de una correcta alimentación y ejercicio físico previene su aparición y evita su evolución, y ya está! No busques más, no creas en más cosas, no caigas en historias irreales de manipulación comercial.

No podemos cambiar nuestro biotipo, y está claro que existen mujeres con estructuras corporales más atléticas, otras más delgadas, otras más anchas de cadera, otras más rectas... Pero sí que podemos moldearlo y mejorarlo, sobre todo en clave salud.

Tenemos la obligación de todo hacer lo posible por sentirnos bien con nosotras mismas. Hay que ser más inteligentes, y sacarnos partido de lo que cada una tenemos, por dentro y por fuera, y dejarnos de estar amargadas por lo que no tenemos... Cuando nos preocupamos por lo que carecemos no nos ocupamos de lo que tenemos, y sinceramente, ya está bien de hacer lo que los otros desean ver en la mujer.

Yo tengo ganas de ver mujeres reales, felices con lo que son y con lo que tienen. Nacemos con una mochila llena de genes que nos condicionan, nos determinan biológica y psicológicamente, y la gran mayoría de tiempo de nuestra vida luchamos por intentar cambiarlos... Yo propongo aceptarlos, perfeccionarlos, divertirnos con ellos, exaltarlos, reírnos en ciertos momentos, contenerlos, criticarlos... Pero sobre todo, aprobarlos para poder disfrutar la vida.

Si piensas así, si crees que deseas y puedes tener retos diferentes, si quieres movilizar cosas, si quieres activarte.... Este es tu blog!

Y para muestra un botón...

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Obesidad autorizada para todos los públicos

Hace años que miramos de lejos las noticias norteamericanas donde se nos habla de la nueva epidemia del siglo XXI, la obesidad. Los datos epidemiológicos no nos resonaban cercanos y muchos de nosotros pensábamos que este problema de salud no llegaría a nuestro país.

Por desgracia, ha llegado la hora de mirarnos el ombligo, y lo peor, es que no sólo nos debemos mirar el nuestro, sino el de nuestros pequeños grandes conciudadanos, niñ@s y adolescentes del entramado social.

Desde hace varios años, organismos institucionales tanto de España como de Cataluña, detectaron el aumento de casos de sobrepeso y obesidad infantil. Esto ha desencadenado la puesta en marcha de medidas preventivas- en forma de campañas publicitarias- como por ejemplo "come 5 al día", del proyecto NAOS- o programas municipales de salud y cribaje de peso para detectar casos de forma precoz- como el programa THAO (Think Action Obesity), en el cuál yo misma he trabajado como nutricionista en una población catalana.

Desde mi profesionalidad y mi criterio clínico como psicóloga, nutricionista y educadora en obesidad infantil, hemos pasado de saber y entender que eran necesarios unos límites alimentarios en nuestros niñ@s para su futuro desarrollo y su educación alimentaria, a no saber o no poder aplicarlos. Esta nueva dificultad tiene por etiqueta "miedo" a ser excesivamente autoritarios y rígidos para con ellos, o bien "para no generar discordias familiares", más allá de las relacionadas con otros límites valorados como más necesarios e imprescindibles.
¿Desde cuando un niñ@ debe decidir qué comer, cuándo y dónde?... ¿Desde cuándo un niñ@ decide cambiar (a su antojo) la cena de verdura salteada y pescado a la plancha más fruta, por nuggets con patatas fritas y natillas?, ¿Desde cuándo nuestros hijos escogen, en cualquier momento del día, comer cualquier alimento que se encuentra a su alcance? ¿Desde cuándo pactamos con ellos haciendo trueques alimentarios? ¿Desde cuándo cocinamos en casa como si se tratase de un restaurante a la carta? ¿Desde cuándo la verdura sólo se come en el comedor escolar? ¿Desde cuándo el zumo de naranja de tetrabrick sustituye a la fruta fresca de la mañana?, etc.

Algunas respuestas que he recibido por parte de padres angustiasdos por el problema de sobrepeso u obesidad de sus hijos en la consulta, se encuentran relacionadas con evitar problemas, discusiones y en definitiva malos rollos con sus hijos en las pocas horas que comparten con ellos. Las necesidades económicas y las obligaciones familiares hacen que muchas familias pasen más de 8-10 horas sin verse durante el día, lo que hace que minimicen cualquier comportamiento normal, más directivo-correctivo hacia sus hijos, y lo transformen en espacios excesivamente permisivos que se esconden detrás de construcciones sociales como el "mito de las armonía", donde los límites y por ende, las discordias, no existen. Evidentemente que éstas no son sólo las únicas causas de comportamiento familiar que pueden ayudar a afianzar este problema multicausal, pero tal como he dicho, me parece uno de los más tratados en consulta.

Las necesidades económicas y las obligaciones laborales, hacen que cada vez más tiremos de productos manufacturados de rápida elaboración, sofritos ya rehogados de gustoso sabor, salsas bien conseguidas y de buena palatividad para nuestros hijos, así como alimentos precocinados que nos salvan, en la gran mayoría de veces, de esa enfermedad del siglo XXI- la falta de tiempo- pero que son ricos en aditivos, conservantes, colorantes y grasas saturadas. La americanización de la dieta llega en forma de "te voy a hacer la vida más fácil", evitando así tener que ir a un Mc Donals a ponernos tibios de Happy meals, que a parte... está como muy mal visto. Esta nueva forma de alimentarse se nutre de una publicidad agresiva y de una accesibilidad patente, la de los supermercados.

Por otro lado, y no menos importante, encontramos los comedores escolares, que por desgracia, han pasado de ser cocinas tradicionales de alimentación mediterránea, a
caterings taquilleros con menús tipo patrón, donde se mantiene el acto de introducir alimentos en la boca (comer), pero que sinceramente yo no me atrevo a decir que mantengan una clara función de nutrir.

A nivel social, también podemos ver como contribuimos en estigmatizar esta conducta alimentaria. Estoy cansada de ver "menús infantiles" en los restaurantes a base de macarrones con tomate y carne o pescado rebozado para nuestros hijos. ¿Acaso no les hemos enseñado a comer otra cosa?, ¿No tienen derecho a degustar y probar nuevos sabores y manjares como nosotros? Intentemos educar a nuestros hijos en todos los grupos alimentarios y los diferentes gustos y texturas ya desde pequeños, evitándonos menus alternativos nada nutritivos y repetitivos.

Si a todo esto le unimos los vertiginosos cambios en las costumbres sociales relacionadas con el ocio y el juego infantil, observamos como cada vez más nuestros hijos se divierten de forma individual motivados por las actividades pantalla (TV, ordenador y consolas), dejando de lado las carreras del corre que te pillo, los churretones de sudor mezclados con polvo y tierra de la calle, y cualquier actividad deportiva que no implique las archiconocidas actividades extraescolares.

El 18% de los niñ@s españoles de entre 3 y 5 años sufre ya obesidad, sólo el 15% desayuna bien, más del 91% de los niñ@s entre 2 y 17 años consume videojuegos, actualmente los datos de obesidad infantil en España supera el 43% y menos del 0,5% de los genes son responsables de la obesidad de nuestros menores... creo que son datos lo suficientemente impactantes como para tomar medidas.

Las líneas de actuación tradicionales, y por desgracia, la que actualmente muchos padres deciden para atajar este problema, se basan únicamente en la reeducación o neoeduación alimentaria sin tener en cuanta el papel de las emociones. La gran mayoría de niñ@s con sobrepeso y/o obesidad no comen en exceso por necesidades energéticas o sensación de hambre biológica, sinó por necesidades y problemas emocionales, difíciles de lidiar a ciertas edades cuando todavía no se tienen todos los recursos personales para afrontarlos.
Los nuevos tratamientos deben incluir el trinomio alimentación, emoción y ejercicio físico, para atender de forma integral, no sólo la educación alimentaria, sino el porqué y cómo utilizados esta alimentación. El éxito entonces deja de ser algo relacionado de forma aislada con el aprendizaje de nuevas formas de alimentarse, y pasa a ser toda una nueva filosofía de vida que no sólo afecta al menor afectado, sino a toda la familia.

Ahora toca moverse... ¡ya está bien de mirar los problemas de lejos!

domingo, 27 de noviembre de 2011

Huesos! Huesos! Tú eres sólo huesos, unidos por muy poca piel....

Recuerdo cuando Angelina Jolie sacaba de mi lo peor... envidia nada sana cuando la miraba y realmente me daba cuenta de lo guapa que era.

Esos lábios naturales que parecian caricaturados, una cara estructuralmente perfecta, un cuerpo armónico con curvas ajustadas a su constitución... y ahora miro y remiro y no veo nada....dónde estáAngelina Jolie? Ahora la miro y reconozco que el entrecejo se me arruga mientras mi cerebro intenta buscar alguna de las imágenes guardadas en el disco duro natural... No found!

Qué ha pasado con esta mujer y su potencial? Resulta  que mide 1,73 y pesa 44 kilos. Entre profesionales sabemos que esto significa un índice de masa corporal de 14,7; teniendo en cuenta que el riesgo biológico ya existe cuando éste es igual o inferior a 17- yo no se vosotros- pero si estuviera en mi consulta el diagnóstico seria claro y de ingreso. Esto sólo concierne a la parte más nutricional, pero como no puede dejar de existir la psicológica-emocional, resulta que a nivel de conducta esta mujer está consumiendo sólo unas 600 kcal al día... vamos, lo que viene a ser una cervecita y unas patatitas de bolsa de las que caen antes de cenar. Su explicación de porqué está infra alimentándose es porque no tiene tiempo, o simplemente se le olvida comer. La explicación de personas de su entorno que se encuentran preocupadas es que ocupa muchas horas, tal como 4 diarias, a la práctica de ejercicio físico. Su patrón de alimentación es restrictivo con ayunos prolongados...
Un pez que se muerde la cola, y unos argumentos patológicos que todavía catalizan más el trastorno alimentario. Me imagino que muchas de la mujeres de este mundo, trabajadoras, madres, etc. también construyen su mundo como ocupado-estresado y con poco tiempo, pero no dejamos de comer, o bien lidiamos con el factor tiempo y la necesidad de sentirnos bien.

A todo esto resulta que otra noticia, está más en el panorama nacional, también me ha hecho levantar una de mis cejas. Doña Letizia aparecía en unas imágenes de prensa vestida con un manto de piel sobre su esqueleto y un recogido muy mono- todo hay que decirlo- mostrando todo su esplendor famélico. Imagen pública que es exaltada con palabras como elegancia y belleza en el pié de foto, son adjetivos que considero poco acertados para una foto escuálida. 

Me indigna leer justificaciones del tipo "No ha escogido bien el vestuario", o "se trata de un efecto doble óptico", o "el teleobjetivo se encontraba a muchos metros". Sinceramente lo que está a muchos metros de esta señora es un buen plato de macarrones con tomate.

Otras actrices de Hollywood como Megan Fox, Vistoria Beckam y Demi Moore también están sucumbiendo a este mundo de flacas desnutridas y demacradas, que lejos de proyectarse como mujeres guapas y con poder de convicción, hace que se muestren como enfermas de cristal, frágiles e inseguras.

Ya está bien de tallas cero para mujeres adultas y maduras!!!

Creo que debemos forjar un mundo donde las mujeres en general muestren lo que son no por la talla y el físico que tienen.
Creo sinceramente y de todo corazón, que la gran mayoría de la población dice esto pero no lo siente, socialmente no dejamos espacio a poderlo sentir- y por desgracia o por suerte- sólo nosotras tenemos el poder de creerlo y sentirlo. Te animas?

jueves, 17 de noviembre de 2011

Desfile de Victoria's Secret, el desfile del hambre.


Este miercoles, mientras me esforzaba en remover mi cortado matutino en mi cafetería preferida, he escuchado en el primer telenoticias del día, que se repetía el desfile de Victoria's secret.

Desfile de imponentes Top Models que cada año, bajo las directrices de una marca de ropa interior, marchan con paso firme hacia la fama social.

Hasta aquí, la información proporcionada por el adormilado periodista no ha hecho que mi rutina prelaboral se viera afectada. Sólo me he quedado atónita cuando éste ha empezado a describir todas las atrocidades que estos "angelitos" han llevado a cabo des de hace aproximadamente 9 meses.

El informador, igual de estupefacto que el resto de humanos que le escuchábamos, nos hacía saber cuáles eran las peripecias de las envidiadas, perfectas, esbeltas, trabajadas y maravillosas angelitas.

9 meses como mínimo esculpiendo sus cuerpos en gimnasios con entrenadores personales poniendo toda la carne en el asador. Dieta estricta semanas anteriores vigiladas por nutricionistas bien pagados capaces de venderse al diablo de la modelización. Dieta de batidos proteicos una semana antes y ayuno total 12 antes del desfile... El resultado... según muchas personas de nuestra sociedad, la perfección hecho cuerpo.

Una mesa de mujeres de nuestro mundo real, sentadas justo detrás y que desayunaban mientras esperaban la hora de ir a trabajar, comentaban lo desafortunado de éstas palabras en un medio de comunicación de masas como la televisión. Yo, más allá de ésto, intentaba entender lo "desequilibrado" de todo lo demás.

Y pienso: ¿es una noticia tan importante el desfile de Victoria Secret's?, ¿Es necesario que salga en un telediario las peripecias de estas modelos?, ¿Es imprescindible que la sociedad, sobre todo los grupos más sensible con este tema del cuerpo y la figura, sepan de estas torturas-atrocidades?, ¿somos conscientes de qué estamos haciendo y construyendo socialmente?

Que si dietas hiperproteicas milagrosas tipo Dukan que calman la sedienta necesidad de gratificación inmediata de la personas de nuestro mundo, que si cremas y potingas varias adelgazantas, reafirmantes, acelerantes y moldeantes de nuestro cuerpo imperfecto, que si ejercicios físicos específicos para eliminar y reducir las cartucheras y la piel de naranja, que si fajas, corses y otros utensilios de martirio íntimo que estiran y aprietan estructuras corporales innombrables, que si.....

Me permito hacer un pequeño reproche a mi conciencia mientras me como unas galletas cuando llego al trabajo; me digo: "debería comer menos, esto seguro que no me va a permitir participar el año que viene en el desfile de Victoria's..." mientras una sonrisa cómplice conmigo misma se dibuja en mi cara.

Pienso: "los ángeles al cielo, y las mujeres reales al terreno", ya está bien de tanto desfile del hambre... con lo bonito que es desfilar por la vida sin tener que esculpir nuestros cuerpos.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Los atracones no entienden de género

Quién esté libre de trastorno de la conducta alimentaria (TCA) que tire la primera piedra.

Sinceramente, la mayoría de personas de nuestra sociedad tiene una relación "especial" con su alimentación, o mejor dicho, utiliza ésta, no sólo como un mecanismo para alimentarse.

Este tipo de conductas se encuentran normalizadas en nuestra sociedad- el grado de aceptación es congruente con la gravedad y la distorsión que causa en la vida de la persona y en su entorno- pero en definitiva tipificadas como "aceptadas".

Me doy cuenta porque en muchas de las conferencias informativas sobre TCA que hago, me encuentro personas- tanto hombres como mujeres- que después de escuchar atentamente de qué y cómo están "hechos" los trastornos alimentarios, me preguntan: "pero esto es normal hacerlo de vez en cuando, no?" " quién no se ha comido media tableta de chocolate después de un mal día?"
A lo que siempre respondo: Pues no, no es normal. Es normal que me coma media tableta de chocolate porque yo quiero, es normal que lo haga porque me apetece, porque yo lo valgo, porque decido que hoy es un buen día para darme un homenaje, porque es un sabor que me gusta, porque hoy he decidido que es el día mundial del chocolate, porque... ahora, no es normal que me coma media tableta de chocolate para solucionar un mal día, para anestesiar emocionalmente un malestar, para disminuir mi frustración, para decir lo que no me he atrevido a decir en su momento, para relajarme, para evadirme, para...etc, etc, etc.

Eso no es normal, aunque socialmente, vuelvo a repetir, este tipo de comportamientos transijan. Cuántas películas y series de TV, sobe todo americanas, hemos visto que tras un problema o disgusto emocional- mujeres, cuál zombie de Walking Dead- se lanzan sobre un helado de cookies de chocolate tamaño King size, anestesiando así su dolor psicológico.

Los trastornos de la conducta alimentaria se encuentran en nuestra sociedad y en nuestro mundo real mucho más naturalizados de lo que nos creemos. No muy lejos de la anorexia y la bulimia nerviosa- quizás los más conocidos y los más sintomáticos- existen muchos otros tipos de trastornos relacionados con el tipo de relación que mantenemos con la comida (trastorno por atracón, trastorno del comedor compulsivo, ingesta nocturna, etc), que se mezclan de forma insidiosa con conducta alimentarias normales. Lobo con piel de oveja, sin duda.... Y Desde mi punto de vista profesional, igual o más importantes que los archiconocidos Ana y Mía (anorexia y bulimia nerviosa), sobre todo por la gran vanalización y naturalización de éstos.

Este tipo de relación con la comida, caracterizado sobre todo por ingestas en forma de atracones- con mayor o menor gravedad- no conoce género. Cada vez existe una mayor incidencia de hombres que se dan atracones, premeditados o no, como consecuencia o de forma reactiva a problemas emocionales, de estrés, ansiedad, etc.

Los TCA han dejado de ser un problema casi únicamente de incidencia femenina. Sus redes han llegado al hombre sin perdonar testosterona ni modelos culturales basados en la contención de emociones. Trastornos transgénero que cada vez se extienden con mayor incidencia social, sin perdonar sexo ni edad.

Esto implica también un cambio en la construcción social de este tipo de problemas relacionados con la comida. Al entrar el hombre en la paleta de salida, se empieza a desfigurar algunas de las causas de los TCA en el sexo femenino. Personas no tan entendidas, moyoritariamente creían que se trataba de un deseo irrefrenable por la delgadez, o una obsesión por el culto al cuerpo, pero más allá de ésto se entiende que precisamente esta sintomatología centrada en el cuerpo-comida es el resultado- entre otras muchas cosas- de la frustración, la baja autoestima y otros problemas emocionales no relacionados ni con el cuerpo ni con la comida. La persona utiliza esta relación patológica con la alimentación como mecanismo para solucionar sus problemas. Y ahí está el quid de la cuestión.

La incursión del hombre en estos problemas, ha acercado a una sociedad ya acostumbrada a estos problemas y a sus causas a un único sexo. Hemos podido ver como el sexo fuerte socialmente construido también puede sucumbir a las garras de los TCA.

Noticia del Mundo.es: http://www.elmundo.es/elmundosalud/2011/10/28/nutricion/1319824543.html

domingo, 30 de octubre de 2011

La vida detrás de un brownie de chocolate

Como ves no te engaño.... justo estoy colocada detrás de ese magnífico y perfecto brownie de chocolate. Lista para, literalmente, hincarle el diente y dejar que el sabor amargo de un buen chololate se derrita en mi boca y se deslice por mi garganta, activando receptores cerebrales que ordenan compulsivamente el deseo de otra cucharada... Sin duda un placer!

Pero por qué también casi de forma automática se activa un sentimiento de culpa- que dependiendo de la persona, de sus experiencias y sus significados- martillearán más o menos su consciencia?. Esta culpa-pecado, que sobre todo afecta al sexo femenino, es el resultado de la construcción social del trinomio belleza, cuerpo y comida.
Parece que el hecho de comer ciertos alimentos, algunos realmente calóricos, otros también socialmente construidos como tal, estimulan una representación negativa de nuestra autoimagen.

A la misma vez, y por desgracia, esta autoimagen está constituida por la suma de tres imágenes; la imagen física- a la cuál le otorgamos un peso mayor- la imagen de nuestra personalidad, y la imagen de nuestras aptitudes. Pero seamos sinceros, la mayor parte de las personas de la sociedad asientan su calidad emocional y su valoración personal en esta dichosa imagen física; imagen que ha sido gestada y catalizada por los significados y valores que la sociedad ha producido a través de mensajes y conductas relacionados con la estructura corporal (una en concreto) y la belleza; hay que estar delgado para ser aceptado!!.
No es de extrañar entonces, que ciertos comportamientos- valorados como conflictivos o erróneos para mantener esa deseada estructura física y por ende nuestra autoestima- nos genere sentimientos negativos de culpabilidad.

Yo hace tiempo que decidí ver el mundo detrás del brownie, básicamente porque si me coloco delante de él me quedo de espaldas al mundo, y me pierdo todas aquellas cosas maravillosas, positivas y negativas, que tiene la vida. Y sí, es cierto que la imagen física de todos nosotros tiene un peso importante, es nuestra carta de presentación y el escaparate donde los ojos de la sociedad se fija, es el lienzo con el que nos mostramos al mundo y le hacemos saber cómo pensamos y de que forma sentimos, pero no nos olvidemos de que de forma natural y filogéneticamente está programado para cambiar y envejecer. Nuestra personalidad y aptitudes- las gran olvidadas- deben ser cultivadas desde pequeños y no cuando nos damos cuanta de todo esto. El trabajo personal empieza ya desde pequeños, desde casa con la familia, la escuela, los amigos, y en general con cualquier práctica social.

Cómo te quieres comer tú el brownie? Delante  o detrás de él? Yo lo tengo claro, y eso no me exime de sentir culpabilidad (en cierto grado), pero me niego a sucumbir a este burka occidental de la talla 36, tal y como apunta la escritora marroquí Fatema Mernissi. Sucumbir implicaría dejar de hacer, ser y comer cómo soy, y no estoy dispuesta a pagar ese precio. Prefiero disfrutar de estos placeres de la alimentación y controlar el legado cuerpo-comida-belleza de mi conciencia con una alimentación equilibrada en su conjunto y con la práctica de deporte de forma regular, que además me hace disfrutar.  :-)

Soy consciente de que no todo el mundo está dispuesto a decidir cómo quiere comerse el brownie, y de hecho hay personas que hoy por hoy no lo podrían decidir libremente, por desgracia otras se negarían a comerlo directamente. El darse cuenta de todo esto (awareness), es el camino hacia el cambio.

jueves, 20 de octubre de 2011

Cuando comer de manera sana, puede matar...

¿Cuándo la alimentación saludable cruza el camino entre lo conveniente y lo obsesivo?

¿Cuándo las personas utilizan esta necesidad de controlar los alimentos que consideran impuros por estar elaborados, cultivados o criados con productos y/o elementos artificiales, como una manera de sentir y ser en el mundo?

Hasta dónde una persona es capaz de restringir, manipular y en casos extremos eliminar grupos alimentarios considerados industriales; o hasta dónde es capaz de sacrificarse a nivel orgánico, social, familiar e interpersonal por seguir una dieta concreta, o una conducta saludable?
Así los productos orgánicos, probióticos, ecológicos, sin grasas, cultivados ecológicamente y sin sustancias artificiales, como también las conductas relacionadas en cómo se preparan estos alimentos, a qué horas, en qué sitios, de qué forma, etc. pueden acontecer un grave problema en el devenir del día a día de una persona, distorsionando otras actividades también importantes.

Es nuestra sociedad una apología del culto al cuerpo bajo el lema oculto de "saludable"?

Preguntas que se pueden responder, como la gran mayoría de cuestiones que se dan en la vida, de forma diferente dependiendo del sistema de significados y de la experiencia personal de cada persona.
Des de mi punto de vista, y más allá de una perspectiva profesional, deberíamos preguntarnos más de una vez si "tal dieta" o "tal evitar" o "ciertas restricciones" o bien "ciertas obligaciones" que nos planteamos alrededor de la comida y de ciertas conductas alimentarias y de salud verdaderamente responde a una cuestión de salud.
¿Te permites saltarte esa dieta sin que te haga sentir mal?, ¿Te hace sentir culpable no haber podido mantener "x" restricción?, ¿El ejercicio físico se transforma en una obligación para sentirte bien con tu cuerpo-figura, y el no ir al gimnasio se transforma en malestar?

Son preguntas sencillas pero difíciles de responder si se hacen desde la sinceridad. A veces nos es más fácil mantener controlado el entorno para que los miedos y las preocupaciones internas no afloren. Somos nosotros los únicos responsables de flexibilizar y destapar la verdadera génesis de estos comportamientos, ahora bien, no todos estamos dispuestos a aceptarlas... ni siquiera hay gente dispuestas a responder esas preguntas.

Quizás en estos momentos nos es fácil culpar a los valores que inundan nuestro entorno occidental, pero pienso que no todos estamos dispuestos a sucumbir a la espiral y el binomio salud-belleza que nos han querido vender des de hace tiempo.

Cómo decía una canción: "y tú de quién eres?"

lunes, 10 de octubre de 2011

El impuesto de la grasa saturada

Un impuesto saludable para reducir la nueva epidemia del siglo XXI; el sobrepeso y la obesidad, o una nueva forma de recaudar dinero?

El ring está preparado... a un lado tenemos los productos con más del 2,3% de grasas saturadas, contenidas sobre todo alimentos refinados como bollería industrial (pasteles, galletas, bollos, cereales, etc), así como productos de origen animal (mantequillas, margarinas, embutidos, algunos quesos, etc) y productos manofacturados (salsas, comida rápida, fritos y pizzas). En el otro lado del ring tenemos los alimentos ricos en azúcares e hidratos de carbono refinados, así como los productos ricos en sal.
De momento la tasa de impuesto se la lleva el primero, pero la controversia está servida. La comunidad científica, opina que no sólo son estos productos los culpables de tasas de sobrepeso y obesidad elevadas; y la población los vives como una forma más de recaudar dinero y no como una medida para mejorar su salud.

Es triste, pero real que los gobiernos utilicen medidas sancionadoras para concienciar e instaurar hábitos saludables, o medidas para prevenir, mejorar y/o perfeccionar conductas potencialmente dañinas. Por ejemplo, aquí en España hasta que no se multó severamente a los conductores por un índice de alcoholemia elevado, o por no llevar el cinturón de seguridad, o por superar la velocidad permitida, etc. no se empezó a modificar conductas. Y lo peor es que estas conductas no se vivieron a nivel comunitario como medidas para mejorar la seguridad, y por ende la calidad de vida, sino que se modificaron para evitar la sanción económica.

Si realmente el aumento de precio de ciertos alimentos culpables- directos e indirectos- de tasas elevadas de sobrepeso y obesidad, implican una concienciación o al menos un cambio (aunque esté vinculado a una medida tasativa económica) de conductas alimentarias... yo abogo por ellos. 

domingo, 9 de octubre de 2011

Dime qué llevas en el carro de la compra y te diré cómo eres

Quizás mi deformación profesional hace que me fije de forma insistente en lo que la gente compra, y por ende, lo que lleva en sus carros y cestos de la compra.

El acto de comer no sólo responde a una necesidad biológica que debemos cubrir, sino que también se encuentra íntimamente ligada a nuestra vida psicológica y emocional.
De esta forma, alimentarse se encuentra también relacionada, conexionada y estrechamente vinculada a nuestras experiencias previas (tanto familiares como relacionales), nuestros aprendizajes, valores, creencias, necesidades, sentimientos...así cómo al significado que le otorgamos a los acontecimientos que se dan en nuestro ciclo vital y nuestra experiencia.
Esto que digo no es más que afirmar que no todo el mundo ve, entiende y siente de igual forma, y que este fenómeno es totalmente extrapolable a la alimentación y al acto comer.

Si me pongo el traje de antropóloga alimentaria podría decir, como no, que la alimentación sucumbe a un proceso de construcción sociocultural. Así, cada vez que realizo un trabajo de campo yendo al supermecado para comprar los alimentos que me son accesibles, responden a mi gusto y construyo como necesarios en mi día a día, también hago ese ejercicio de deconstrucción con la comida de los otros. Los carritos de la compra en general responden a la sociedad cotidiana, su imaginario, sus representaciones, sus valores, y también sus contravalores.

Por desgracia la gran mayoría de carritos de la compra que observo están llenos de productos manofactorados ya listos para ser consumidos, quizás como una respuesta al ritmo incesante de nuestra sociedad, o quizás como respuesta a ciertas emociones no cubiertas que luchan contra el hemisferio más racional para evitar caer en el olvido.
Bebidas refrescantes cargadas de azúcares, bollería y productos refinados (cereales y barritas de desayuno, galletas, bollos, pastelitos, chocolates, helados, aperitivos dulces, etc.) repletos de grasas saturadas y grasas tipos trans nitrogenadas.
Aperitivos salados (patatas fritas y otros productos parecidos) así como conservas de todo tipo ricas en sal y sodio, embutidos y otros fiambres que parecen sustituir las carnes y pescados frescos de la dieta.

Es curioso observar que dependiendo de donde esté situado el supermercado o mercado, y por lo tanto determine una barriada y un colectivo de gente perteneciente a una clase social u otra, este carrito cambia. Al igual que si éste va acompañado sólo de una pareja o de una pareja con hijos, o bien se trata de un carrito cuyos dueños son sólo hombres o mujeres, o bien ancianos. No podría dejar de comentar la diferencia también observada en carritos immigrantes, donde los horizontes locales y globales se funden para dar cabida a un patrimonio gastronómico descentralizado y deslocalizado. Así, observamos que la alimentación es producto también de relaciones sociales; con el ecosistema, con la clase social, con la tecnología, con el ciclo de la vida en el cual te encuentres, con el género, con la economía, con el país de origen, y por ende tu cultura, etc.

Sinceramente, echo de menos, recuperar una alimentación basada en alimentos frescos, donde la señora cajera no haga comentarios de tipo "caramba!, cuánta verdura y fruta llevas..."