lunes, 10 de octubre de 2011

El impuesto de la grasa saturada

Un impuesto saludable para reducir la nueva epidemia del siglo XXI; el sobrepeso y la obesidad, o una nueva forma de recaudar dinero?

El ring está preparado... a un lado tenemos los productos con más del 2,3% de grasas saturadas, contenidas sobre todo alimentos refinados como bollería industrial (pasteles, galletas, bollos, cereales, etc), así como productos de origen animal (mantequillas, margarinas, embutidos, algunos quesos, etc) y productos manofacturados (salsas, comida rápida, fritos y pizzas). En el otro lado del ring tenemos los alimentos ricos en azúcares e hidratos de carbono refinados, así como los productos ricos en sal.
De momento la tasa de impuesto se la lleva el primero, pero la controversia está servida. La comunidad científica, opina que no sólo son estos productos los culpables de tasas de sobrepeso y obesidad elevadas; y la población los vives como una forma más de recaudar dinero y no como una medida para mejorar su salud.

Es triste, pero real que los gobiernos utilicen medidas sancionadoras para concienciar e instaurar hábitos saludables, o medidas para prevenir, mejorar y/o perfeccionar conductas potencialmente dañinas. Por ejemplo, aquí en España hasta que no se multó severamente a los conductores por un índice de alcoholemia elevado, o por no llevar el cinturón de seguridad, o por superar la velocidad permitida, etc. no se empezó a modificar conductas. Y lo peor es que estas conductas no se vivieron a nivel comunitario como medidas para mejorar la seguridad, y por ende la calidad de vida, sino que se modificaron para evitar la sanción económica.

Si realmente el aumento de precio de ciertos alimentos culpables- directos e indirectos- de tasas elevadas de sobrepeso y obesidad, implican una concienciación o al menos un cambio (aunque esté vinculado a una medida tasativa económica) de conductas alimentarias... yo abogo por ellos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario