viernes, 16 de diciembre de 2011

Si crees en dietas milagrosas, aparatos que moldean y adelgazan, en cremas cosméticas que rejuvenecen y ropa deportiva que tonifica.... Éste no es tu blog!

¿Cómo las mujeres de hoy en día nos podemos llegar a creer tal cantidad de estupideces? Los falsos mitos y creencias, la falta de cultura alimentaria y de ejercicio físico, los intereses económicos comerciales, la legitimación de la mujer en un mundo de hombres... Todas estas situaciones nos han llevado a un nivel de ignorancia falsa sobre qué necesitamos las mujeres.

Estos supuestos han sobrevivido durante siglos como verdades de fe, haciendo mucho daño al colectivo de las mujeres en cualquiera de sus ciclos. Supuestos que responden a la cultura del beneficio rápido, pero nada constante ni saludables. Está claro que una dieta hiperproteica-cetogénica te hace perder peso, que ciertas máquinas que se presentan como milagrosas nos hacen notar la fatiga y el cansancio muscular en las primeras sesiones, y que las cremas y potingas cosméticas nos hacen notar frío y/o calor en la zona de aplicación, así como una mayor eliminación de líquidos.... es verdad también que al día siguiente de utilizar un electroestimulador tenemos agujetas o que ciertas prendas de vestir nos pueden ayudar a controlar las tallas de más. Pero seamos sinceros, este beneficio inmediato, este estímulo sentido por el beneficio de nuestro cuerpo, sólo es una falacia, un atajo trapero a corto plazo y un anhelo fugaz sin nada a medio y largo plazo que lo sustente- y sobre todo- sin una base real de beneficio para y por nuestro organismo como un todo.

La sociedad lo disfraza de "salud" y un agresivo marketing comercial nos lo vende en forma de "lo que la mujer necesita"... De verdad? Quizás nos iría mejor si supiéramos hacer declarativo qué es lo que queremos, o mejor dicho si realmente nos lo creyéramos, porque sinceramente veo que muchas mujeres- sobre todo adolescentes- no hablan de deseos construidos por valores y creencias elaborados por ellas mismas, sino por un discurso repetitivo de masas e idealizado en cuerpos de modelos totalmente masacrados por el photoshop.

Cuando en consulta desmonto parte de estos mitos enquistados, e inicio el camino en la educación tanto sanitaria (de hábitos alimentarios y ejercicio físico) como psicológicos y emocionales, aparece el miedo a lo desconocido, a lo diferente... y sólo algunas se atreven a dar el cambio, a desmontar esta farsa e iniciar una nueva etapa de mujer con contenidos reales, actuales, que funcionan y que huyen de los contenidos fáciles, irreales y erróneos de dietas adelgazantes y biotipos fashion de mujeres extremadamente flacas pero fofas.

Quien quiere resultados se lo ha de currar. Una buena alimentación, ejercicio físico bien planteado y específico a las necesidades de cada una, objetivos claros, motivaciones y una buena adherencia hacia una vida activa... Éste es parte del reto, esto es 100% TU!

Hemos de saber que nuestra distribución de la grasa- determinada desde la pubertad por un nuevo ciclo hormonal- se ubica en glúteos, mamas, caderas y partes superiores de los muslos. Esta distribución, que responde filogenéticamente a una necesidad reproductora en etapas posteriores, nos juega una mala pasada... Malditos o benditos estrógenos!!
Está claro que esta condición hace que estas zonas sean más propensas a la acumulación de tejido graso, y a la dificultad posterior de eliminarla, pero esto no implica el comodín del "todo vale". La prevención a través de una correcta alimentación y ejercicio físico previene su aparición y evita su evolución, y ya está! No busques más, no creas en más cosas, no caigas en historias irreales de manipulación comercial.

No podemos cambiar nuestro biotipo, y está claro que existen mujeres con estructuras corporales más atléticas, otras más delgadas, otras más anchas de cadera, otras más rectas... Pero sí que podemos moldearlo y mejorarlo, sobre todo en clave salud.

Tenemos la obligación de todo hacer lo posible por sentirnos bien con nosotras mismas. Hay que ser más inteligentes, y sacarnos partido de lo que cada una tenemos, por dentro y por fuera, y dejarnos de estar amargadas por lo que no tenemos... Cuando nos preocupamos por lo que carecemos no nos ocupamos de lo que tenemos, y sinceramente, ya está bien de hacer lo que los otros desean ver en la mujer.

Yo tengo ganas de ver mujeres reales, felices con lo que son y con lo que tienen. Nacemos con una mochila llena de genes que nos condicionan, nos determinan biológica y psicológicamente, y la gran mayoría de tiempo de nuestra vida luchamos por intentar cambiarlos... Yo propongo aceptarlos, perfeccionarlos, divertirnos con ellos, exaltarlos, reírnos en ciertos momentos, contenerlos, criticarlos... Pero sobre todo, aprobarlos para poder disfrutar la vida.

Si piensas así, si crees que deseas y puedes tener retos diferentes, si quieres movilizar cosas, si quieres activarte.... Este es tu blog!

Y para muestra un botón...

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Obesidad autorizada para todos los públicos

Hace años que miramos de lejos las noticias norteamericanas donde se nos habla de la nueva epidemia del siglo XXI, la obesidad. Los datos epidemiológicos no nos resonaban cercanos y muchos de nosotros pensábamos que este problema de salud no llegaría a nuestro país.

Por desgracia, ha llegado la hora de mirarnos el ombligo, y lo peor, es que no sólo nos debemos mirar el nuestro, sino el de nuestros pequeños grandes conciudadanos, niñ@s y adolescentes del entramado social.

Desde hace varios años, organismos institucionales tanto de España como de Cataluña, detectaron el aumento de casos de sobrepeso y obesidad infantil. Esto ha desencadenado la puesta en marcha de medidas preventivas- en forma de campañas publicitarias- como por ejemplo "come 5 al día", del proyecto NAOS- o programas municipales de salud y cribaje de peso para detectar casos de forma precoz- como el programa THAO (Think Action Obesity), en el cuál yo misma he trabajado como nutricionista en una población catalana.

Desde mi profesionalidad y mi criterio clínico como psicóloga, nutricionista y educadora en obesidad infantil, hemos pasado de saber y entender que eran necesarios unos límites alimentarios en nuestros niñ@s para su futuro desarrollo y su educación alimentaria, a no saber o no poder aplicarlos. Esta nueva dificultad tiene por etiqueta "miedo" a ser excesivamente autoritarios y rígidos para con ellos, o bien "para no generar discordias familiares", más allá de las relacionadas con otros límites valorados como más necesarios e imprescindibles.
¿Desde cuando un niñ@ debe decidir qué comer, cuándo y dónde?... ¿Desde cuándo un niñ@ decide cambiar (a su antojo) la cena de verdura salteada y pescado a la plancha más fruta, por nuggets con patatas fritas y natillas?, ¿Desde cuándo nuestros hijos escogen, en cualquier momento del día, comer cualquier alimento que se encuentra a su alcance? ¿Desde cuándo pactamos con ellos haciendo trueques alimentarios? ¿Desde cuándo cocinamos en casa como si se tratase de un restaurante a la carta? ¿Desde cuándo la verdura sólo se come en el comedor escolar? ¿Desde cuándo el zumo de naranja de tetrabrick sustituye a la fruta fresca de la mañana?, etc.

Algunas respuestas que he recibido por parte de padres angustiasdos por el problema de sobrepeso u obesidad de sus hijos en la consulta, se encuentran relacionadas con evitar problemas, discusiones y en definitiva malos rollos con sus hijos en las pocas horas que comparten con ellos. Las necesidades económicas y las obligaciones familiares hacen que muchas familias pasen más de 8-10 horas sin verse durante el día, lo que hace que minimicen cualquier comportamiento normal, más directivo-correctivo hacia sus hijos, y lo transformen en espacios excesivamente permisivos que se esconden detrás de construcciones sociales como el "mito de las armonía", donde los límites y por ende, las discordias, no existen. Evidentemente que éstas no son sólo las únicas causas de comportamiento familiar que pueden ayudar a afianzar este problema multicausal, pero tal como he dicho, me parece uno de los más tratados en consulta.

Las necesidades económicas y las obligaciones laborales, hacen que cada vez más tiremos de productos manufacturados de rápida elaboración, sofritos ya rehogados de gustoso sabor, salsas bien conseguidas y de buena palatividad para nuestros hijos, así como alimentos precocinados que nos salvan, en la gran mayoría de veces, de esa enfermedad del siglo XXI- la falta de tiempo- pero que son ricos en aditivos, conservantes, colorantes y grasas saturadas. La americanización de la dieta llega en forma de "te voy a hacer la vida más fácil", evitando así tener que ir a un Mc Donals a ponernos tibios de Happy meals, que a parte... está como muy mal visto. Esta nueva forma de alimentarse se nutre de una publicidad agresiva y de una accesibilidad patente, la de los supermercados.

Por otro lado, y no menos importante, encontramos los comedores escolares, que por desgracia, han pasado de ser cocinas tradicionales de alimentación mediterránea, a
caterings taquilleros con menús tipo patrón, donde se mantiene el acto de introducir alimentos en la boca (comer), pero que sinceramente yo no me atrevo a decir que mantengan una clara función de nutrir.

A nivel social, también podemos ver como contribuimos en estigmatizar esta conducta alimentaria. Estoy cansada de ver "menús infantiles" en los restaurantes a base de macarrones con tomate y carne o pescado rebozado para nuestros hijos. ¿Acaso no les hemos enseñado a comer otra cosa?, ¿No tienen derecho a degustar y probar nuevos sabores y manjares como nosotros? Intentemos educar a nuestros hijos en todos los grupos alimentarios y los diferentes gustos y texturas ya desde pequeños, evitándonos menus alternativos nada nutritivos y repetitivos.

Si a todo esto le unimos los vertiginosos cambios en las costumbres sociales relacionadas con el ocio y el juego infantil, observamos como cada vez más nuestros hijos se divierten de forma individual motivados por las actividades pantalla (TV, ordenador y consolas), dejando de lado las carreras del corre que te pillo, los churretones de sudor mezclados con polvo y tierra de la calle, y cualquier actividad deportiva que no implique las archiconocidas actividades extraescolares.

El 18% de los niñ@s españoles de entre 3 y 5 años sufre ya obesidad, sólo el 15% desayuna bien, más del 91% de los niñ@s entre 2 y 17 años consume videojuegos, actualmente los datos de obesidad infantil en España supera el 43% y menos del 0,5% de los genes son responsables de la obesidad de nuestros menores... creo que son datos lo suficientemente impactantes como para tomar medidas.

Las líneas de actuación tradicionales, y por desgracia, la que actualmente muchos padres deciden para atajar este problema, se basan únicamente en la reeducación o neoeduación alimentaria sin tener en cuanta el papel de las emociones. La gran mayoría de niñ@s con sobrepeso y/o obesidad no comen en exceso por necesidades energéticas o sensación de hambre biológica, sinó por necesidades y problemas emocionales, difíciles de lidiar a ciertas edades cuando todavía no se tienen todos los recursos personales para afrontarlos.
Los nuevos tratamientos deben incluir el trinomio alimentación, emoción y ejercicio físico, para atender de forma integral, no sólo la educación alimentaria, sino el porqué y cómo utilizados esta alimentación. El éxito entonces deja de ser algo relacionado de forma aislada con el aprendizaje de nuevas formas de alimentarse, y pasa a ser toda una nueva filosofía de vida que no sólo afecta al menor afectado, sino a toda la familia.

Ahora toca moverse... ¡ya está bien de mirar los problemas de lejos!