miércoles, 7 de diciembre de 2011

Obesidad autorizada para todos los públicos

Hace años que miramos de lejos las noticias norteamericanas donde se nos habla de la nueva epidemia del siglo XXI, la obesidad. Los datos epidemiológicos no nos resonaban cercanos y muchos de nosotros pensábamos que este problema de salud no llegaría a nuestro país.

Por desgracia, ha llegado la hora de mirarnos el ombligo, y lo peor, es que no sólo nos debemos mirar el nuestro, sino el de nuestros pequeños grandes conciudadanos, niñ@s y adolescentes del entramado social.

Desde hace varios años, organismos institucionales tanto de España como de Cataluña, detectaron el aumento de casos de sobrepeso y obesidad infantil. Esto ha desencadenado la puesta en marcha de medidas preventivas- en forma de campañas publicitarias- como por ejemplo "come 5 al día", del proyecto NAOS- o programas municipales de salud y cribaje de peso para detectar casos de forma precoz- como el programa THAO (Think Action Obesity), en el cuál yo misma he trabajado como nutricionista en una población catalana.

Desde mi profesionalidad y mi criterio clínico como psicóloga, nutricionista y educadora en obesidad infantil, hemos pasado de saber y entender que eran necesarios unos límites alimentarios en nuestros niñ@s para su futuro desarrollo y su educación alimentaria, a no saber o no poder aplicarlos. Esta nueva dificultad tiene por etiqueta "miedo" a ser excesivamente autoritarios y rígidos para con ellos, o bien "para no generar discordias familiares", más allá de las relacionadas con otros límites valorados como más necesarios e imprescindibles.
¿Desde cuando un niñ@ debe decidir qué comer, cuándo y dónde?... ¿Desde cuándo un niñ@ decide cambiar (a su antojo) la cena de verdura salteada y pescado a la plancha más fruta, por nuggets con patatas fritas y natillas?, ¿Desde cuándo nuestros hijos escogen, en cualquier momento del día, comer cualquier alimento que se encuentra a su alcance? ¿Desde cuándo pactamos con ellos haciendo trueques alimentarios? ¿Desde cuándo cocinamos en casa como si se tratase de un restaurante a la carta? ¿Desde cuándo la verdura sólo se come en el comedor escolar? ¿Desde cuándo el zumo de naranja de tetrabrick sustituye a la fruta fresca de la mañana?, etc.

Algunas respuestas que he recibido por parte de padres angustiasdos por el problema de sobrepeso u obesidad de sus hijos en la consulta, se encuentran relacionadas con evitar problemas, discusiones y en definitiva malos rollos con sus hijos en las pocas horas que comparten con ellos. Las necesidades económicas y las obligaciones familiares hacen que muchas familias pasen más de 8-10 horas sin verse durante el día, lo que hace que minimicen cualquier comportamiento normal, más directivo-correctivo hacia sus hijos, y lo transformen en espacios excesivamente permisivos que se esconden detrás de construcciones sociales como el "mito de las armonía", donde los límites y por ende, las discordias, no existen. Evidentemente que éstas no son sólo las únicas causas de comportamiento familiar que pueden ayudar a afianzar este problema multicausal, pero tal como he dicho, me parece uno de los más tratados en consulta.

Las necesidades económicas y las obligaciones laborales, hacen que cada vez más tiremos de productos manufacturados de rápida elaboración, sofritos ya rehogados de gustoso sabor, salsas bien conseguidas y de buena palatividad para nuestros hijos, así como alimentos precocinados que nos salvan, en la gran mayoría de veces, de esa enfermedad del siglo XXI- la falta de tiempo- pero que son ricos en aditivos, conservantes, colorantes y grasas saturadas. La americanización de la dieta llega en forma de "te voy a hacer la vida más fácil", evitando así tener que ir a un Mc Donals a ponernos tibios de Happy meals, que a parte... está como muy mal visto. Esta nueva forma de alimentarse se nutre de una publicidad agresiva y de una accesibilidad patente, la de los supermercados.

Por otro lado, y no menos importante, encontramos los comedores escolares, que por desgracia, han pasado de ser cocinas tradicionales de alimentación mediterránea, a
caterings taquilleros con menús tipo patrón, donde se mantiene el acto de introducir alimentos en la boca (comer), pero que sinceramente yo no me atrevo a decir que mantengan una clara función de nutrir.

A nivel social, también podemos ver como contribuimos en estigmatizar esta conducta alimentaria. Estoy cansada de ver "menús infantiles" en los restaurantes a base de macarrones con tomate y carne o pescado rebozado para nuestros hijos. ¿Acaso no les hemos enseñado a comer otra cosa?, ¿No tienen derecho a degustar y probar nuevos sabores y manjares como nosotros? Intentemos educar a nuestros hijos en todos los grupos alimentarios y los diferentes gustos y texturas ya desde pequeños, evitándonos menus alternativos nada nutritivos y repetitivos.

Si a todo esto le unimos los vertiginosos cambios en las costumbres sociales relacionadas con el ocio y el juego infantil, observamos como cada vez más nuestros hijos se divierten de forma individual motivados por las actividades pantalla (TV, ordenador y consolas), dejando de lado las carreras del corre que te pillo, los churretones de sudor mezclados con polvo y tierra de la calle, y cualquier actividad deportiva que no implique las archiconocidas actividades extraescolares.

El 18% de los niñ@s españoles de entre 3 y 5 años sufre ya obesidad, sólo el 15% desayuna bien, más del 91% de los niñ@s entre 2 y 17 años consume videojuegos, actualmente los datos de obesidad infantil en España supera el 43% y menos del 0,5% de los genes son responsables de la obesidad de nuestros menores... creo que son datos lo suficientemente impactantes como para tomar medidas.

Las líneas de actuación tradicionales, y por desgracia, la que actualmente muchos padres deciden para atajar este problema, se basan únicamente en la reeducación o neoeduación alimentaria sin tener en cuanta el papel de las emociones. La gran mayoría de niñ@s con sobrepeso y/o obesidad no comen en exceso por necesidades energéticas o sensación de hambre biológica, sinó por necesidades y problemas emocionales, difíciles de lidiar a ciertas edades cuando todavía no se tienen todos los recursos personales para afrontarlos.
Los nuevos tratamientos deben incluir el trinomio alimentación, emoción y ejercicio físico, para atender de forma integral, no sólo la educación alimentaria, sino el porqué y cómo utilizados esta alimentación. El éxito entonces deja de ser algo relacionado de forma aislada con el aprendizaje de nuevas formas de alimentarse, y pasa a ser toda una nueva filosofía de vida que no sólo afecta al menor afectado, sino a toda la familia.

Ahora toca moverse... ¡ya está bien de mirar los problemas de lejos!

5 comentarios:

  1. Dime cómo se alimentan los padres y te diré lo que comen los hijos... y es que el problema de la obesidad infantil si no está en algún sitio es en los propios niños!
    Entre los adultos y nuestra actitud compensatoria (como has expuesto muy bien) y una sociedad cada vez más volcada a lo "fast" lo tenemos cada vez más complicado para que los más pequeños experimenten algo parecido a una alimentación sana, entendiendo como sano que les nutra y les sirva para su desarrollo; que en los días que corren no es poco...

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  2. Hola David, efectivamente este podría ser otro entrada del blog.
    Está claro que desde diferentes puntos ya se están movilizando estrategias para abordar este grave problema, pero por desgracia no existe concienciación comunitaria, sólo de los niñ@s y sus familias que lo sufren.

    Como digo... Ahora toca ya movernos!

    :-)

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  3. Es muy triste ver que cada vez hay más padres que están preocupados por la educación y el futuro de sus hijos, que sin embargo, no tienen en cuenta lo importantísimo que es alimentarlos correctamente y enseñarles que la verdura y el pescado están buenos, y que en casa se come verdura y fruta varias veces al día (cosa que no pasa en la mayoría de hogares).
    Es fuerte ver como la madre prepara las papillas con fruta y galletas, y hace el pescado y la verdura para el niño que tiene meses, y luego ella cena de pie un vaso de leche o un poco de pan con queso y que a su otro hijo le da siempre para cenar croquetas, pizza, patatas fritas o salchichas con tomate frito. Es muy triste. Verlo y que encima no puedas decirle cómo educar o criar a sus hijos, "porque ellas son las madres, ellas saben más que tu".
    Recibimos muchos mensajes de alimentación equilibrada, afortunadamente, cada vez más; aún así, la gente hace lo que le da la real gana, no se lo toma en serio. Personalmente creo que es porque comer mal no tiene unos efectos perjudiciales a corto término, y hoy día, como decíais, cuenta lo rápido.
    Toca generar más iniciativas comunitarias, más publicidad, más charlas en el cole, que se hable más en la tele de la alimentación infantil, y no sólo infantil: pues no puede haber una alimentación infantil adecuada si en casa no se come bien.
    Toca movilizarse. Concienciar a la gente. Dejar a la gente claro que la alimentación es muy importante, y separarlo de la idea social de querer adelgazar. Hay que hacer llegar mensajes claros, debido al gran montón de información sobre alimentación que recibimos (noticias, internet, revistas, etc.)

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  4. Jo llenço un pregunta que fa temps que em ronda pel cap?
    Li diem "fast food" per rapidesa o per comoditat?
    Personalment trigo menys en saltejar uns pebrots i un pit de pollastre filetejat que no pas desplaçar-me a un McDonalds o calentar el forn per a una pizza....
    I per cert: sempre és més barat cuinar a casa.

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  5. Hola Quel,
    en un principi el concepte "fast food" fa referència a un tipus de menjar preparat i consumit de forma ràpida en establiments especialitzats per això, sobre tot al carrer o a peu de carrer. L'objectiu es poder consumir-los sense haver d'emplatar-se ni entaular-se.

    Altres persones possiblement també li atribueixin aquesta "comoditat" que parles, tot i que recolzo totalment la facilitat i comoditat, avui en dia, de consumir productes i aliments naturals a la nostra dieta.

    La veritat es que actualment podem accedir a fruites i verdures fresques rentades, tallades i llestes per consumir!

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