sábado, 5 de noviembre de 2011

Los atracones no entienden de género

Quién esté libre de trastorno de la conducta alimentaria (TCA) que tire la primera piedra.

Sinceramente, la mayoría de personas de nuestra sociedad tiene una relación "especial" con su alimentación, o mejor dicho, utiliza ésta, no sólo como un mecanismo para alimentarse.

Este tipo de conductas se encuentran normalizadas en nuestra sociedad- el grado de aceptación es congruente con la gravedad y la distorsión que causa en la vida de la persona y en su entorno- pero en definitiva tipificadas como "aceptadas".

Me doy cuenta porque en muchas de las conferencias informativas sobre TCA que hago, me encuentro personas- tanto hombres como mujeres- que después de escuchar atentamente de qué y cómo están "hechos" los trastornos alimentarios, me preguntan: "pero esto es normal hacerlo de vez en cuando, no?" " quién no se ha comido media tableta de chocolate después de un mal día?"
A lo que siempre respondo: Pues no, no es normal. Es normal que me coma media tableta de chocolate porque yo quiero, es normal que lo haga porque me apetece, porque yo lo valgo, porque decido que hoy es un buen día para darme un homenaje, porque es un sabor que me gusta, porque hoy he decidido que es el día mundial del chocolate, porque... ahora, no es normal que me coma media tableta de chocolate para solucionar un mal día, para anestesiar emocionalmente un malestar, para disminuir mi frustración, para decir lo que no me he atrevido a decir en su momento, para relajarme, para evadirme, para...etc, etc, etc.

Eso no es normal, aunque socialmente, vuelvo a repetir, este tipo de comportamientos transijan. Cuántas películas y series de TV, sobe todo americanas, hemos visto que tras un problema o disgusto emocional- mujeres, cuál zombie de Walking Dead- se lanzan sobre un helado de cookies de chocolate tamaño King size, anestesiando así su dolor psicológico.

Los trastornos de la conducta alimentaria se encuentran en nuestra sociedad y en nuestro mundo real mucho más naturalizados de lo que nos creemos. No muy lejos de la anorexia y la bulimia nerviosa- quizás los más conocidos y los más sintomáticos- existen muchos otros tipos de trastornos relacionados con el tipo de relación que mantenemos con la comida (trastorno por atracón, trastorno del comedor compulsivo, ingesta nocturna, etc), que se mezclan de forma insidiosa con conducta alimentarias normales. Lobo con piel de oveja, sin duda.... Y Desde mi punto de vista profesional, igual o más importantes que los archiconocidos Ana y Mía (anorexia y bulimia nerviosa), sobre todo por la gran vanalización y naturalización de éstos.

Este tipo de relación con la comida, caracterizado sobre todo por ingestas en forma de atracones- con mayor o menor gravedad- no conoce género. Cada vez existe una mayor incidencia de hombres que se dan atracones, premeditados o no, como consecuencia o de forma reactiva a problemas emocionales, de estrés, ansiedad, etc.

Los TCA han dejado de ser un problema casi únicamente de incidencia femenina. Sus redes han llegado al hombre sin perdonar testosterona ni modelos culturales basados en la contención de emociones. Trastornos transgénero que cada vez se extienden con mayor incidencia social, sin perdonar sexo ni edad.

Esto implica también un cambio en la construcción social de este tipo de problemas relacionados con la comida. Al entrar el hombre en la paleta de salida, se empieza a desfigurar algunas de las causas de los TCA en el sexo femenino. Personas no tan entendidas, moyoritariamente creían que se trataba de un deseo irrefrenable por la delgadez, o una obsesión por el culto al cuerpo, pero más allá de ésto se entiende que precisamente esta sintomatología centrada en el cuerpo-comida es el resultado- entre otras muchas cosas- de la frustración, la baja autoestima y otros problemas emocionales no relacionados ni con el cuerpo ni con la comida. La persona utiliza esta relación patológica con la alimentación como mecanismo para solucionar sus problemas. Y ahí está el quid de la cuestión.

La incursión del hombre en estos problemas, ha acercado a una sociedad ya acostumbrada a estos problemas y a sus causas a un único sexo. Hemos podido ver como el sexo fuerte socialmente construido también puede sucumbir a las garras de los TCA.

Noticia del Mundo.es: http://www.elmundo.es/elmundosalud/2011/10/28/nutricion/1319824543.html

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