miércoles, 1 de febrero de 2012

El Sr. Miedo

Toc, toc, toc... No nos da tiempo ni a preguntar quién es... El miedo se cuela por la puerta de nuestra realidad y tiñe de un color lóbrego la creatividad del día a día. Éste nos bloquea, causándonos un frío gélido que nos paraliza y nos apaga como personas. A menudo ni nos reconocemos y nos preguntamos dónde está la persona qué éramos, dónde ha quedado la fuerza, la ilusión, el dinamismo, la positividad...

A menudo intentamos superar este miedo con nuestras medidas de afrontamiento, las que hemos adquirido en casa, las que hemos visto y nos han gustado en el camino de la vida, a veces también utilizamos algunas que sabemos que nos pueden perjudicar a la larga pero que en el aquí y ahora, nos funciona como un buen parche.

Pero cuando este miedo ya nos ha secuestrado totalmente, cuando los amigos ya no nos pueden calmar, cuando nuestros recursos ya nos fallan, el trabajo ha de dirigirse a un profesional. Cada vez más veo que el trabajo inicial en terapia se centra en ayudar a que las personas "toquen" este miedo... De qué está hecho?
Sólo así pueden explicar qué sentido tiene en su vida y por qué está impertérrito en ella. Frases como "no puedo", "no se" suelen ser el preámbulo de un buen Sr. Miedo. Bandeja de entrantes de una mesa señorial cargada de otras emociones que suelen acompañar- cuál patata al horno- al plato principal.

Los seres humanos necesitamos entender por qué percibimos, integramos, actuamos y pensamos las cosas. Si no entendemos por qué hacemos tal cosa, o qué sentido tiene tal otra, es difícil que las podamos identificar como nuestras y por tanto modificar, perfeccionar, mantener, cambiar, etc. Entonces es cuando las amalgamos como partes inherentes de nuestro ser, lo que coloquialmente se conoce como "enquistar", haciendo que se cronifiquen- disfuncionalmente- pero que se cronifiquen ciertos pensamientos, comportamientos y formas de entender y dar significado a nuestra vida.

Sólo nos movilizamos cuando realmente nos hacen "pupa", pero claro, el daño también es más grande. Por lo tanto- al final- parece que no enfrentarse al miedo, suele ser el prólogo de una novela de pánico-terro, peor, que el miedo inicial.

Así que si te da miedo mirar al miedo, mira como quieras pero no dejes de mirar!

No hay comentarios:

Publicar un comentario